Aquí les dejo la primera parte del cuento de las notas musicales. Dentro de unos días... las segunda parte, ¿qué pasará en el pentagrama?
Las notas
(Adaptación del texto original de Estrella Pérez)
Hace mucho tiempo, las notas musicales estaban sueltas por
todos lados, rebotaban de acá para allá, cada vez que chocaban, sonaban y
hacían un ruido tremendo.
También había un mago que encontraba a las notas muy simpáticas, y se dio cuenta
de que si sonaban ordenadas de cierta manera era muy lindo oírlas.
El mago empezó a pensar… y pensó… y pensó.
De repente se le ocurrió que para tantas notas iba a
necesitar un lugar donde pudieran estar, se miró una de las manos y dijo: “do, re, mi, fa, mi, todo para mí” y
de cada dedo salieron unas líneas largas, largas, sacó su mano y las líneas
quedaron ahí, prolijas y rectas, sin cruzarse ni unirse. Entonces le puso nombre
a la casa de las notas, lo llamó “pentagrama”.
Antes de ir a buscar a las notas para mostrarles su nueva
casa, pensó que necesitaba de alguien que las cuidara siempre, entonces llamó a
la Clave de Sol, que en cuanto vio la casa se subió a la segunda línea y quedó
enredada, lo que le causó mucha risa.
Como la clave de sol estaba tan contenta se puso su mejor
zapato, esperando a que llegaran las notas.
La primer nota que llegó fue la nota MI, que vio la primer línea y dijo: “para mí,
para mí” y ahí quedó agarradita de la primera línea.
La nota SOL llegó después y le dijo a la Clave de sol, que
como seguramente eran familiares, porque llevaban el mismo nombre, lo mejor era
que ocupara la segunda línea. A la clave de Sol le pareció muy bien, y la nota
Mi le encantó tener a su primer vecina.
MI y SOL jugaban entre ellas, se repetían de distintas
manera, pero siempre ocupando solamente el lugar que habían elegido.
Continuará...
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